El constructivismo se refiere a que el sujeto que aprende tiene un papel activo en el proceso del conocimiento, la información está condicionada a los marcos conceptuales, mismos que son construidos por el sujeto cuando interactúa con los distintos objetos. El constructivismo supera el reduccionismo proporcionado por el empirismo y el racionalismo, el primero supone que los conocimientos se van acumulando sin estructura, mientras el segundo supone que las estructuras están ya preformadas y se van actualizando.
El relativismo de la postura piagetiana consiste en reconocer que el sujeto y el objeto de estudio están relacionados a un nivel que no da más importancia a uno u otro.
El interaccionismo, por su parte, va un paso adelante, pues además de reconocer que ninguno de los elementos es preponderante, la relación entre ellos transforma a ambos de manera física y cognitiva.
Esta postura epistemológica implica que el desarrollo del conocimiento se construye en niveles, y que los niveles básicos fundamentan los superiores, además de que los niveles aumentan su diferenciación o complejidad conforme sean superiores.
El realismo crítico que supone este par de implicaciones reside en reconocer que el sujeto no es el único responsable del proceso de construcción del conocimiento, sino que el objeto interviene.
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